Biblioteca y archivo municipal en Gelida

Gelida, Barcelona

Segundo premio, concurso 2021

Concurso promovido por la Diputación de Barcelona

Superficie construïda: 1017,51 m²

Co-autoras con: Nil Brullet

Estructuras: BBG Estructures, Recerca i Rehabilitació

Asesoría energética: Aiguasol

El proyecto de la nueva biblioteca de Gelida explora las relaciones de orden y forma entre la estructura y el programa, generando espacios a partir de operaciones sencillas como las subdivisiones de una malla triangular.

El terreno se sitúa en la frontera entre dos tramas urbanas: el núcleo antiguo del municipio y la zona residencial, que a su vez presentan una notable diferencia de cota. La propuesta de un edificio de forma triangular, que maximiza la ocupación en planta, permite proyectar una gran plaza en la cubierta que se convierte en un nuevo punto de centralidad, un amplio espacio llano en la inclinada ladera de la montaña donde se asienta el municipio. Al mismo tiempo, mediante pliegues, gradas y rampas, se genera una plaza a una cota inferior, que servirá como espacio acotado de acceso a la biblioteca, alrededor de la cual, con el objetivo de dotarla de vitalidad, se ubican las piezas más dinámicas: el área de acceso, el espacio polivalente y la zona infantil.

El programa se distribuye en dos plantas, la de acceso y una inferior. Desde el área de acceso, provista de la zona de periódicos y revistas, música e imagen, se accede a la sala polivalente, que puede ser utilizada de manera independiente al resto de la biblioteca, y a la zona infantil, relativamente separada del resto de los espacios de la biblioteca, conectada con la plazoleta de acceso, donde se pueden realizar actividades al aire libre. Detrás del mostrador de atención se reserva la zona de administración y servicios, que se conecta directamente a través del ascensor con el depósito documental y el almacén logístico que se encuentran en la planta inferior.

Mediante una amplia escalera de caracol se accede a la planta -1, donde se encuentra el área de información y fondo general, abierta hacia la fachada norte, con diferentes tipologías de puntos de lectura y directamente relacionada con los espacios de formación que se iluminan y ventilan a través de la franja de la fachada suroeste. La zona del archivo se dispone semienterrada apoyándose en el Camino Viejo de la estación, de modo que las salas que no requieren iluminación natural y necesitan estabilidad higrotérmica (depósitos, almacenes, etc.) se disponen enterradas, mientras que las estancias de consulta dan a la fachada. Aprovechando el desnivel topográfico de la calle, se propone el acceso al archivo permitiendo su funcionamiento completamente independiente.

El proyecto plantea un orden geométrico sólido que produce una clara racionalidad constructiva, donde se utiliza la madera en la estructura bidireccional y la modulación de todos los elementos permite la prefabricación y el montaje en seco de prácticamente todo el edificio. Se apuesta por la sinceridad constructiva, donde los materiales estructurales y los cerramientos son vistos y no requieren revestimientos.

Se proyecta un envolvente térmica muy eficiente, las fachadas se diferencian según su orientación y requisitos específicos de los espacios:

  • La fachada norte está configurada por un sistema de montantes verticales, dimensionados para ofrecer protección solar en las tardes de verano. Entre los montantes se distribuye un sistema de paneles opacos y vidriado equipado con estores.
  • Las fachadas sureste y suroeste se diseñan con grandes superficies de acristalamiento para maximizar la captación solar pasiva en invierno, mientras se protegen de la radiación estival combinando vegetación y estores.
  • En la fachada suroeste, acompañando la rampa, se incorpora un elemento pasivo fundamental para la gestión bioclimática del edificio: una “franja” que aporta luz indirecta a la planta subterránea y contribuye a la estrategia de ventilación natural del edificio. En su parte central, esta franja se configura como una doble piel que, durante el invierno, genera un efecto invernadero que permite mejorar la eficiencia del cerramiento, mientras que el resto del año actúa como una chimenea solar que contribuye a extraer de manera natural la acumulación de calor.

Se proyecta un forjado sanitario que aprovecha la inercia del terreno para pretratar el aire exterior, tanto en verano como en invierno. De esta manera, se logra reducir la demanda energética necesaria para preacondicionar el aire antes de impulsarlo a los espacios interiores.